Miedo al dentista
Hay personas que le tienen miedo al dentista, que lo pasan verdaderamente mal ante una simple revisión bucal. Cada vez menos, pero las hay. Desde hace ya mucho tiempo esta es una preocupación de los odontólogos que han encontrado una fuerte aliada en la tecnología.
Hace muchos años, ir al dentista era casi sinónimo de sufrimiento, la odontología no estaba tan desarrollada como en este momento, no existían tratamientos de tanta calidad y, al margen de la pericia de cada profesional, el dolor era inevitable.
El dentista ya no causa dolor
Eso ha cambiado radicalmente. El dentista ya no produce dolor.
La odontología es uno de los campos de la medicina que más se ha desarrollado en los últimos años. En la actualidad realizamos cirugías que hace quince años no podríamos ni soñar. Disponemos de nuevos materiales, de quipos quirúrgicos que nos ayudan a realizar nuestro trabajo con total fiabilidad. Desde hace unos años existe una carrera universitaria específica de odontología, en la que nos formamos durante muchos años (un mínimo de cinco).
En el pasado la mayoría de las clínicas eran pequeñas y en ella un odontólogo realizaba todo tipo de intervenciones sin ningún tipo de especialización. En la actualidad en la odontología se han definido y desarrollado diferentes especialidades. En nuestra clínica, por ejemplo, contamos con un profesional especializado en odontología general e implantología, otro en cirugías, una odontopediatra, una endodoncista… Cada profesional trabaja exclusivamente en un área en la que está muy especializado.
La confianza mata al miedo
Tratamos que nuestros pacientes se encuentren lo más cómodos posible. Convencidos de que la confianza mata el miedo, nos preocupamos por generar una sensación de confianza en nuestros pacientes.
Proponemos siempre que la primera cita sea para una revisión sin compromiso con la intención de que nos sirva, además, de como primera toma de contacto, para conocernos mutuamente y para que el pacientes se vaya familiarizando con el entorno, con la clínica y el personal. Este proceso funciona muy bien con los niños a los que recibimos siempre en un ambiente muy relajado, casi divertido, de manera que acuden a la clínica sin miedo alguno.
Sin embargo, a pesar de estas mejoras, en un reducido número de pacientes el dentista genera algún tipo de contrariedad y los hay que, en mayor o menor medida, se ponen nerviosos, tensos o irritables. Pero lo que llamamos miedo al dentista casi podríamos decir que pervive como un rescoldo del pasado y, en consecuencia, en personas de más edad entre los que, todavía algunos, siguen sin solicitar una cita hasta que el dolor les vence.
La odontología cuida de su bienestar y de su calidad de vida
Lo que podemos hacer es seguir trabajando para reducir esos temores, esos miedos que el dentista sigue despertando en algunas personas, haciéndole ver a estos pacientes que los profesionales de la odontología cuidamos de su salud bucal tratando de mejorar su bienestar y su calidad de vida.
Diciéndoles que las intervenciones se realizan utilizando los últimos avances tecnológicos y que la administración de la anestesia se ha reducido a una ligerísima molestia y que, por supuesto, la anestesia evita cualquier sensación de dolor. En definitiva, que no hay nada que temer.
Recordándoles que, independientemente de nuestros miedos irracionales, hemos de admitir que asistir al dentista es esencial y necesario para poder tener una vida sana. Lo necesitamos para poder detectar cualquier tipo de enfermedad bucal que pueda afectar a nuestro día a día e incluso pueda cambiar nuestras rutinas.
Y asegurándoles que la forma más eficaz de acabar con este miedo es ir al dentista y comprobar cómo, efectivamente, no hay nada que temer.
No hay nada que temer
Para aquellos, a los que todas las palabras le resultan insuficientes para mitigar sus temores y que se sienten incapaces de controlar sus emociones cuando se sientan en el sillón, cabe aconsejarles que pueden pedir que las seden para evitar males mayores provocados por las sensaciones negativas.
Pero ante estos casos hay que insistir que lo esencial es mantener la calma y tomárnoslo como un evento más de nuestro día a día. Nos puede ayudar mucho prepararnos mentalmente antes de ir al dentista, ya sea con métodos de relajación o realizando actividades que nos proporcionen tranquilidad, como puede ser escuchar música.
Hay muchas personas a las que les ayuda ir acompañadas al dentista, les aporta tranquilidad y seguridad.
Puede ser recomendable también intentar ir en un momento del día en el que haya menos afluencia de pacientes, pues un ambiente tranquilo puede ayudar.
Para los casos más graves, aquellos en los que los pacientes padecen dentofobia, es recomendable visitar a un experto pues existen desde la psicología terapias para ayudar a una progresiva pérdida del miedo